30 de agosto de 2021. El ciclismo de Castilla y León tuvo mucha culpa del gran sabor de boca que dejó la V edición de la Vuelta Ciclista Junior a la Ribera del Duero. Más allá del dominio norteamericano del
ganador, Luca Scuriatti, los corredores locales se dejaron ver en todas las etapas en ruta de la prueba, con una pelea encarnizada por el mallot de mejor castellano y leonés, privilegio que se fue a León de la mano del ciclista del MMR Academy, Pablo Rubio, quien logró retenerlo durante las cuatro etapas de la ronda.

Después de la primera jornada, una contrarreloj por equipos, el buen hacer del MMR Academy en el que milita el ciclista leonés Pablo Rubio, le permitía ponerse el primer mallot gris y rojo de la Vuelta Ciclista a la Ribera del Duero. Un reconocimiento que iba a lograr retener, no sin esfuerzo, puesto que, en la meta de la tercera etapa, en San Esteban de Gormaz, Rubio explicaba cómo había lanzado un ataque para repeler la amenaza del resto de aspirantes al mallot. No había tregua, ni la iba a haber. De hecho, el salmantino Roberto Alonso del Bathco, que tan solo cedió 48 segundos respecto a Rubio, pelearía hasta el último metro de ronda, siendo tercero en Aranda de Duero justo por delante del leonés y logrando unos segundos de bonificación que, eso sí, no serían suficientes para dar el golpe de efecto, pero que acreditaban su concentración en todo momento y su incuestionable pundonor.

La tercera plaza de la pelea por el mallot del mejor castellano y leonés
fue para Marcos Gómez, ciclista arandino del club local, el CC Arandino Recambios Callejo. En este caso finalizó la ronda a 1:12 de Rubio, aunque también intentó el asalto al mallot en la última etapa donde el pelotón ejerció un control férreo de los intentos de fuga. Ya en meta, explicaba que “ha sido un placer porque esta carretera la conocemos muy bien. La última etapa la hemos hecho muchas veces y hemos hecho lo que hemos podido”, valoraba. Para Gómez el buen trabajo realizado por su escuadra durante toda la competición fue solo un reflejo del resto de actuaciones de la temporada. “Hemos ido a muchas vueltas, siempre con mucha ilusión. No importa el resultado, solo dejarnos ver y disfrutar”, apuntaba, algo que, por cierto, lograron de forma destacada en la Vuelta a la Ribera, con un ataque lejano de Eder Izcara en la segunda etapa, o los del propio Marcos a pocos kilómetros de San Esteban de Gormaz en la tercera etapa o en la cuarta etapa en el paso por Aranda de Duero. “El objetivo era dejarnos ver en casa e intentar sacar el mallot de primer castellano y leonés, ha sido imposible, pero lo hemos intentado”, finalizaba el combativo corredor arandino.

Junto a estos deportistas, lucharon por el mallot autonómico Óscar
Fuentes, del MX Corbatas Pindal; Eder García, Álvaro López, Mario San José, Víctor Abad y Alejandro López del Recambios Callejo; el
vallisoletano Nil Gimeno del conjunto de Bembibre MX Previley-Entrenamiento Ciclismo; y Luis Sela, del Team Junior Ciudad de Talavera.

Visto bueno del director

Finalizada la ronda, el director del CC Arandino Recambios Callejo,
Héctor García, tenía palabras de reconocimiento para sus corredores, que no dejaron de intentarlo ni en el último día, a pesar de que el pelotón se mostró muy poco condescendiente con los intentos de fuga. “Se ha intentado, pero la etapa de Aranda ha llegado en pelotón”, comentaba. Conscientes del dominio norteamericano, García explicaba que el resto de equipos intentaron luchar por las etapas y otras clasificaciones.

Sin duda, el club local hizo su parte en ‘su vuelta’, dejándose ver,
intentándolo y peleándolo. “Esperamos que la Vuelta de la Ribera del
Duero siga en el calendario internacional, y que el ciclismo siga adelante en esta villa. Este año hemos tenido aquí un mes apoteósico de ciclismo y ojalá que nosotros sigamos aquí para poder contarlo y sobre todo, para dar color a la serpiente que ha recorrido toda la Ribera del Duero durante estos cuatro días”, deseaba con ánimo de regresar con toda la ilusión a la edición de 2022.